Las palabras del Señor: «vende lo que tienes y dáselo a los pobres» deben ser discernidas por cada persona con total transparencia ante Dios, deseando verdaderamente saber cual es esa «una cosa» que nos falta. (re: Mc 10,17-31). Tener espíritu de pobreza es permitirle a Dios que nos despoje interiormente de nuestros deseos, expectativas, planes, apegos, seguridades y consuelos para que podamos ser llenos de Cristo.
Relacionado con el capítulo 5-D del Camino Sencillo